Una España de dos velocidades

08/03/2023

En los últimos dos días hemos conocido el dato adelantado de inflación de la Eurozona -que se mantiene prácticamente estable- y de España, Alemania y Francia en los que se observa un tímido repunte pero que en todo caso supera las expectativas que el consenso de economistas teníamos para ellos-.

Aunque todavía es pronto para anticipar consecuencia -debemos esperar al dato de marzo para determinar si la mejora esperada por el efecto estadístico no termina viéndose empañada por un agravamiento de la situación en la eurozona-, este cambio de tendencia enciende las alarmas sobre su impacto en el tono de la política monetaria del BCE y el encaje de este último sobre el dificil puzzle que dibuja el riesgo de sobrerreacción del banco central, ya que una mala gestión terminaría por enfriar el tímido crecimiento económico esperado para este año y el que viene.

Pero más allá de este análisis, sobre el que todavía debemos esperar, cabe hacer hincapié sobre las consecuencia que esta situación está tendiendo sobre los hábitos diarios de los consumidores y, sobre todo, sobre aquellas personas que se encuentran en una situación de mayor vulnerabilidad.

En este sentido, es fácil darse cuenta que cuanto preguntamos a un ciudadano de una zona de mayor riqueza sobre el impacto que la actual coyuntura está teniendo sobre su día a día la respuesta que obtenemos muchas relativiza en comparación a la que realiza un ciudadano de una zona de menor nivel de riqueza por habitante.

Para medir este impacto los economistas tenemos a nuestra disposición un sencillo indicador denominado -el índice de miseria- que mide el malestar social a partir del agregado de la tasa de desempleo y la inflación, de forma que cuánto mayor sea el valor alcanzado por el índice, mayor será el malestar que subyace.

Calculando este indicador para el conjunto de provincias españolas y comparándolo con el nivel de PIB por habitante previo a la pandemia, obtenemos un resultado llamativo, pero no por ello ciertamente no esperado.

En este sentido, de un primer vistazo observamos una clara línea roja que divide a las provincias del sur y del norte de España. De hecho, las provincias del sur son las que está sufriendo el mayor impacto, con un índice de misera que en término medio se sitúa en un valor que prácticamente duplica al soportado por las provincias del norte, destacando Ceuta, Cádiz o Huelva frente a Álava, Madrid o Guipúzcoa.

Esta situación no es baladí, ya que tiene un impacto directo sobre la renta disponible de las familias para consumir bienes más allá de la cesta básica de la compra y, sobre todo, bienes duraderos que son los que tienen mayor impacto sobre el potencial de crecimiento a largo plazo de una zona económica al influir en la mejora de la productividad, por lo que un agravamiento de la escalada de precios y un enfriamiento del crecimiento económico continuará mermando el potencial de crecimiento de las mismas, lo que en definitiva puede terminar por acentuar aún más la consolidación de un país de dos velocidades.

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