Cifras clave sobre las condiciones de vida en Europa

17/11/2023

En un contexto de mayor seguimiento de indicadores de bienestar, Eurostat ha publicado su primera edición de “Key Figures on European Living Conditions”. Un informe que arroja luz sobre diferentes aspectos de las condiciones de vida de los habitantes de la Unión Europea (UE), en especial en cuanto a desigualdad, pobreza, salud, entre otros. Según las últimas cifras reflejadas en este informe, Europa afronta una realidad dispar, encontrándose grandes diferencias entre dos grandes bloques que configuran el sur y este versus centro y norte europeo.

Se puede afirmar que, en términos generales la UE presenta niveles de pobreza y desigualdad que son estables y comparativamente bajos a los de otras zonas geográficas, con una distribución de ingresos relativamente equitativa. Prueba de ello es el comportamiento mostrado por la tasa AROPE -que mide la proporción de personas que se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social- estable y próxima al 21.6% a cierre de 2022.

Sin embargo, un análisis más pormenorizado pone de relieve la existencia de importantes disparidades entre países y género. Prueba de ello es el 34,4% en Rumanía que contrasta abiertamente con el 11,8% presentado por la República Checa a la misma fecha. Por género la foto es similar, con cierto sesgo hacia el género masculino (menores tasas) frente a las mujeres en la práctica totalidad de los países. De hecho, esta distancia entre géneros se acentúa en aquellos países en los que el índice medio es de por sí más elevado, tal y como se puede apreciar en la Ilustración 1 siguiente, en buena parte explicado por factores estructurales como son el nivel educativo y la ocupación.

La disparidad adquiere un matiz más preocupante cuando se analiza desde un prisma intergeneracional, tal y como se puede observar en la Ilustración 2 siguiente, con una pobreza infantil (menos de 18 años) que supera a la que en término medio presentan las personas de mayor edad (más de 65 años) en once de los estados miembros, siendo España y Francia los dos países con mayores diferenciales, hasta seis puntos.

La renta de los mayores, además de estar más aislada de las fluctuaciones del ciclo económico, también se ha encontrado más protegida en la historia más reciente. Prueba de ello es que muchos de los miembros de la UE han ligado la subida de las pensiones a la inflación. Esta situación no es baladí, ya que en el largo plazo las implicaciones sobre las finanzas públicas se acentúan, por una doble vía, una población envejecida cada vez menos productiva y unas pensiones que cada vez representan una proporción mayor del gasto público.

Además de ello, la pobreza infantil está asociada a una mayor probabilidad de abandono escolar, lo que se traduce en unos menores niveles de educación y, a la larga un lastre para la ocupación y la productividad, acentuando el riesgo de trampa de la pobreza si no se implementan los mecanismos adecuados.

Como respuesta a esta situación, la Comisión Europea lanzó en 2021 la Garantía Infantil Europea que pretende romper este ciclo de desigualdad, garantizando unos derechos mínimos a los más jóvenes.

Aunque la pandemia, la inflación y el endurecimiento de las condiciones financieras han incidido en las condiciones de vida de la población en los últimos años, cabe señalar que su impacto sobre los niveles de pobreza, hasta cierre de 2022, ha sido moderado. Prueba de ello es la estabilidad que muestra la tasa AROPE en términos generales para el conjunto de países europeos.

A pesar de ello cabe señalar que nueve países, entre los que se incluye Alemania y Francia, han visto como sus niveles de pobreza se han incrementado en 2022 hasta el 18,9% y 11,1% respectivamente y en comparación a los datos presentados con anterioridad a la pandemia.

En el caso de Alemania, el país ocupaba el número 21 en cuanto a mayor tasa AROPE, ocupando en 2022 la décima posición. De manera similar, Francia ha pasado del puesto 16 al 9, si bien este empeoramiento ha sido más acusado entre 2021 y 2022, al contrario que Alemania que se produjo durante 2020. España, por su parte, ha corregido el ligero repunte observado durante la pandemia, si bien se mantiene como el cuarto país con mayor nivel de pobreza de la UE.

A pesar de esa cierta estabilidad comentada, cabe tener en cuenta que los datos de 2023 -año en el que se ha registrado el mayor endurecimiento de las condiciones financieras- podrían ser bien distintos y registrar repuntes de la tasa de pobreza en la mayor parte de los países. En este sentido podemos observar ya indicios de esta tendencia en el indicador que mide la percepción de la facilidad para llegar a fin de mes, que ya mostraba una visión más pesimista que con anterioridad. De hecho, entre 2022 y 2021, la proporción de personas que consideraban que llegaban a finales de mes con dificultad se incrementó de media en la UE en un 5,7%.

En resumen, el informe “Key Figures on European Living Conditions” subraya tanto los logros alcanzados como los desafíos pendientes en la lucha contra la desigualdad y la pobreza en la región. La Unión Europea se enfrenta a un escenario macroeconómico complejo con marcadas diferencias entre países y generaciones. La lucha contra la pobreza infantil se presenta como uno de los principales retos, mientras que las repercusiones de los recientes shocks económicos siguen afectando a la vida de los ciudadanos. La implementación efectiva de políticas como la Garantía Infantil Europea es esencial para romper el ciclo de desigualdad y ofrecer oportunidades equitativas para las generaciones futuras. En un contexto de incertidumbre económica, la necesidad de medidas proactivas se hace más urgente que nunca para salvaguardar la cohesión social y el desarrollo sostenible en la Unión Europea.